La
Reflexología se basa en el tratamiento de zonas reflejas, o lo que es lo mismo,
en masajear ciertas zonas que son el reflejo, en una zona concreta del cuerpo
(el pie en este caso).
Esta
tiene su origen en el descubrimiento de la medicina alopática, en la que se
observó que a causa de la organización embrionaria primaria en segmentos,
existen interconexiones entre órganos internos y zonas de la piel.
Así,
es típico, el dolor de vejiga reflejado en el hombro, las afecciones de corazón
reflejadas en el brazo izquierdo o incluso el dolor de estómago reflejado y
relacionado con afecciones del raquis dorsal.
La
Reflexología Podal aprovecha los conocimientos sobre las conexiones de nervios
entre segmentos internos de órganos, músculos y piel, para influir a nivel reflejo,
sobre dolencias desde el exterior.
Esta
técnica de aplicación, es adecuada para crear una estimulación en las zonas
reflejas de los pies que refuercen las funciones corporales.
¿Por qué el pie?
Existen
distintos campos de zonas reflejas, pero hemos elegido el pie por: su tamaño,
lo hace cómodo de manejar y su sensibilidad.
Estas
dos premisas hacen que el pie sea la zona refleja del cuerpo donde se obtiene
mayor eficacia terapéutica.
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